Porque la experiencia comienza a bordo, estas son las cosas que haces en nuestros autobuses y que pensabas que nadie, incluido nosotros, se daba cuenta:
Ponerse “romántico”
Sabemos que de regreso la euforia del concierto es tanta que con lo oscurito y con todo mundo dormido (al fin que nadie se va a dar cuenta) te pones cachondo y le das vuelo a la hilacha.
Tomarse unas chelas
Sí, siempre sabemos cuando un par de cervezas fueron destapadas clandestinamente en nuestros autobuses.
“Bullear” al conductor
¡Acelérele chofer, acelérele chofer…! ¡Párese por unas chelas! ¡Llegamos más rápido por esta ruta! Pobres de nuestros operadores que son “bulleados” durante todo el trayecto.
Hacer que reine el caos
Nunca falta el que le pone apodo a todo mundo, el que viene gritando de regreso cuando todos tratan de dormir o el que molesta a los que van al baño.
Poner en cuarentena el baño
Clásico que tratas de salir del baño a escondidas cuando lo has tapado brutalmente. Pobre del que se topará con tu regalo.
Hacerla de “coyote”
Sí, nos dimos cuenta cuando trataste de meter a tu amigo al autobús dándole tu pulsera, que por cierto sabemos que a veces no te la pones y la guardas en tu cartera. ¡Muy mal!
La misteriosa desaparición de los pósteres
Nuestros diseñadores son tan buenos que todos se quieren quedar con los pósters que hacemos y que pegamos en los autobuses. No tenemos ningún problema en que te los lleves, pero rara vez vemos uno de regreso.
Dejar el tianguis a bordo
No, no hay un hoyo negro debajo de tu asiento que absorbe todos tus residuos tóxicos (el pedazo de torta, la coca derramada, la bolsa de papas).
El nómada de los asientos
Sabemos que siempre hay uno que se cambia de lugar al regreso para que todos los demás tengan que jugar a las sillas locas ocupando otro asiento. Siempre aplica la de hacerse el dormido para que ya no te digan nada.